Salí de mi Sevilla,
un día de abril,
oliendo a clavel
y vine a los Madriles,
trinando mi voz,
como un cascabel.
Y Madrid me recibe con la Cibeles,
que es espejo de plata de amantes fieles.
¿Dónde vas y a que has venido
y que buscas por aquí?
¿Dónde vas?...
Un amor correspondido,
que se mete en mi sentido
como el aire de Madrid…
Si al Retiro me llego, mi sangre arde
con las chispas de fuego que hay en la tarde.
Desde Atocha a las Vistillas
voy en busca de un amor
y las flores, de la Villa
de Madrid, me dan su olor;
con su aroma me encelo
a la luz de este cielo
que es un regio tapiz,
Ay Madrid del alma mía!
mientras va por El Prado
el fantasma dorado
del amor de Madrid.
Bajando a Curtidores
busqué a mi Julián,
y allí lo encontré,
y luego, en La Arganzuela,
al mozo barbián
que fue Juan José.
Me aconseja la virgen de La Almudena
que no falta las tardes de su novena.
¿Dónde vas tan sevillana
y que buscas por aquí?
¿dónde vas?...
A pedirle, como hermana,
a la Casta y la Susana,
que me enseñen su Madrid.
Manzanares chulapo, qué bien galleas,
cuando algún mozo guapo me piropea