Un compadre a su comadre
le dije en cierta ocasión:
"No esté triste, comadrita,
deme ya su corazón".
La comadre dijo al culto:
"ya no tengo corazón,
pues se lo llevó el difunto,
su compadre Pantaleón".
Que no sabe comadrita
que mi compadre al morir
me encargó que la cuidara
y que la hiciera feliz.
Si es así como lo dice
debo pues obedecer,
la voluntad de un difunto
respetada debe ser.