Coro:
Oh... ¡cuánto te quiero!
Te extraño, mi amor,
no tardes mucho tiempo.
[Joaquín:]
Al fin tranquilo en mi casa,
sin mujer una semana.
Dios ha escuchado mis plegarias
y mi suegra está en cama.
[Lucía:]
Por culpa de él no salgo nunca
y cuando salgo es de enfermera.
La última vez que fui al cine,
fui a ver La violetera.
Me tiene aburrida, no hay quien lo mueva.
(Coro)
[Joaquín:]
Habla mil horas por teléfono
y siempre la misma charla,
que si Manuela está más gorda
o si Cristina está más flaca.
[Lucía:]
Para tener la casa limpia
yo trabajo el día entero,
y cuando él llega en un minuto
la convierte en basurero.
Le pido que me ayude, y él no mueve un dedo.
(Coro)
[Lucía:]
Para sacarle un centavo
yo tengo que hipnotizarlo,
Tirarme al suelo de rodillas,
suplicarle o robárselo.
[Joaquín:]
Con este asunto de la dieta
comer en casa es un castigo,
ella no bajó ni un gramo y
yo perdí ya cuatro kilos.
La fiesta ya empieza,
¡me voy con mis amigos!
(Coro)
[Diálogo]
—¿Hola...?
—Soy yo... te llamo para decirte
que ya voy para ahí.
—Pero ¿cómo ? Si te fuiste ayer.
— ¿Qué tiene que ver, o
estabas planeando algo?
—¿ Yo ? No.
¿Qué iba a estar planeando?
Pero, ¿y tu madre ?
—Va conmigo para ahí.
—¡No!
—¿No qué !?
— ¡No será peligroso ? A ver si tiene una recaída.
—No, no te preocupes por ella.
—No, no me preocupo por ella, pero
¿por qué tiene que venir a instalarse justo aquí ?
—Porque está enferma, y
además son solamente tres o cuatro días.
—Sí, sí... tres o cuatro días...
¡el año pasado por un resfrío se quedó un mes!
— ¡No fue un mes, fueron dos semanas!
—Bueno, saca las cuentas. A ver,
si llega a tener gastritis se queda
a vivir la vieja.
—Bueno, ¡basta !¿ La casa esta ordenada ?
— En realidad no esperaba que vinieras hoy.
— ¿Me llamó alguien por teléfono ?
— No. Entre 200 o 300 personas nada más.
— ¿Fuiste a comprar algo de comida ?
— Hoy es domingo, está todo cerrado.
— ¡Ah, claro! ¿Y ahora qué le doy a mamá ?
— Ya se me va a ocurrir algo.
— No empieces de nuevo, ¿eh?
—Yo no dije nada.
— ¿Ah no? ¡Al final nos vamos a terminar peleando !
—No será por culpa mía.
— ¿Ah no? ¿Y entonces por culpa de quién ?
— ¿Que sé yo por culpa de quién?!
— ¡Ah claro, seguro que estás pensando en mi madre !
— ¡Dios me libre !
— ¡Ah ! ¿Qué quieres decir con eso ?
— Nada, no quiero decir nada.
—Sí, sí, ya conozco tus frases con doble sentido.
—¿Mis frases con doble sentido ? ¿Y las tuyas ?
— ¿Las mías qué...? Ya no quiero seguir hablando.
—Y no hablemos más... si yo no fui el que te llamó.
(Coro hasta el final)