Estuve bien por un momento,
pude sonreír por un momento,
pero entonces te vi anoche,
y sujetaste mi mano tan fuerte,
cuando te detuviste a saludarme.
Me deseaste bien, pero no te diste cuenta
de que he estado llorando por ti,
llorando por ti.
Y luego te despediste,
y me dejaste de pie, solo.
Solo y llorando, llorando, llorando, llorando...
Es difícil entender
que el tacto de tu mano
pueda hacerme llorar.
Creí que te había superado,
pero es cierto, muy cierto,
que ahora te amo incluso más
que antes,
pero, cariño, ¿qué puedo hacer?
Porque tú no me amas,
y yo estaré siempre
llorando por ti,
llorando por ti.
Sí, y ahora que te fuiste,
de ahora en adelante,
estaré llorando, llorando, llorando, llorando,
sí, llorando, llorando por ti.