Ve las ventanas de luz sobre todas las paredes,
ve las fronteras de realidad que nos había roto
y déjalo ir y asúmeme.
El tiempo es muerto, pero nuestros ojos han visto
de las olas reflexiónes de las salidas
en caballos rojos
por caminos de cristal.
Venimos de anochecer.
La noche que ha caído nos reanimará abajo las cimas
mientras desaparecen las últimas sombras de asesinos sin nombre
y déjalo ir y asúmeme.
El dolor pasa aprisa y los ojos dicen todo,
fuera de tiempo,
en caballos rojos,
por caminos de cristal,
entre los techos brumosos.
Venimos de anochecer,
perdidos del primer día.