Ahí donde en el oscuro cielo nocturno
las estrellas yacen en su abrazo,
el patio sigue en sueños
y la paz llega a tu rostro.
"Ven a mí", canta.
"Oye el pulso de la tierra.
Los ritmos del océano te atraen
para aferrar tu corazón en su mano".
Y cuando el viento se fortalece
a través de los cipreses,
las aves nocturnas terminan sus canciones,
así reúne los recuerdos.
Anoche hablaste de un sueño
donde los bosques se extienden hasta el este
y cada pájaro canta su canción.
Un unicornio se unió a un festín.
Y en una esquina estaba
un árbol de granada
con flores silvestres
que ningún ojo mortal podía ver.
Sin embargo, algún misterio todavía acontece
tan seguro como el gallo que canta al amanecer.
El mundo en quietud guarda
el secreto de los bebés por nacer.
Ven a mí, mi amor.
Oye el pulso de la tierra.
Los ritmos del océano te atraen
para aferrar tu corazón en su mano.
Oí a una voz vieja decir:
"No te aventures lejos de la tierra.
Las estaciones tienen su voluntad
que ningún mortal puede entender".