Cortijo de la Aurora, blanco cortijo,
con un collar de olivar y piñas alrededor.
Cortijo de la Aurora, Dios te bendijo,
y te hizo almendro de Andalucía en cada flor.
¡Ay!, los volantes de los olivos en que te acunas,
¡Ay!, los galopes de los caballos a pleno sol,
Y, ¡ay! de la copla, cometa verde de la aceituna,
que yo remonto cuando la luna
juega a ser novia del girasol.
Soy el ama cortijera
del cortijo de la Aurora;
con mi falda gris, campera,
yo me siento emperaora.
En mi potro jerezano,
bajo el sol, me dan las horas;
que el destino está en mi mano,
del cortijo de la Aurora.
Cortijo de la Aurora, cerca del río,
Donde, a beber, van los toros bravos de madrugá.
Cortijo de la Aurora, del amor mío,
jardín de adelfas, claveles dobles y blanco azahar.
Están loquitos, por mi persona, dos mayorales
y yo, orgullosa, pares y nones le suelo dar;
pero me pongo como una rosa de mis rosales
cuando me miran, como puñales,
los ojos negros del capataz.