Para que las niñas a quienes les gusta el flirteo les sirva de escarmiento
Aquí vengo a darles noticia
a este público ilustrado,
de un horripilante crimen
que a todos ha horrorizado.
Esto que les cuento
es producto de estos tiempos,
que dejó correr instintos
de un engendro del Infierno.
En una casa del barrio
de Santa Julia, en Tacuba,
habitaba un individuo
solitario como cuba.
El estudiante de química
Gregorio Cárdenas Hernández
estranguló cuatro mujeres;
cometió un crimen bestial.
Tenía un Ford en que llegaba
con mujeres muy de noche,
y la gente lo veía
regresarlas en el coche.
Conoció varias muchachas
conintervalo de tiempo,
llevándolas a los dancings
sólo como pasatiempo.
Luego las hacía beber
hasta verlas ya bien llenas,
las llevaba a su casa
y satisfacía sus instintos.
Valiéndose de su Ford
para deslumbrar muchachas,
que lo creían hombre rico
y pronto las ponía borrachas.
Entre ellas se halló un cadáver
que es hija de un diputado,
a quien sedujo el vil monstruo
y después sacrificó.
En su casa de Santa Julia,
en un hoyo muy profundo
enterró el cuerpo yerto
y el crimen quedaba oculto.
Luego con otra muchacha
seguía los mismos caminos,
y así se sabe de cuatro
que ahorcó el vil individuo.
Pero allí entra lo más negro
que nadie puede entender,
con un nudo corredizo
las quitaba de padecer.
Alguien de los vecinos
dio parte a la policía
la que se puso al acecho
y encontró lo que temía.
Aprehendieron al sujeto
y en la tierra removida
hallaron esos cadáveres
que exhumaron en seguida.
Se exhibieron en el Juárez,
donde varias de las gentes
reconocieron algunas
de víctimas inocentes.
Niñas que van a la escuela;
que les sirva de lección,
no se fijen en cualquiera
sólo con su perdición.
Primero son amiguitos
que buscan sólo caricias,
y a poco al dancing invitan
del que les cuente delicias.
Luego en el baile se exceden
y les ofrecen refrescos,
que contienen mucho alcohol
y cometen mil excesos.
Después de ser prostituidas
sin vergüenza y sin razón,
las empujan hacia el vicio
sembrando su perdición.
Viven con los cinturitas
que les quitan su dinero,
y mueren en hospitales
por un contagio venéreo.
Obedezcan a sus padres,
sigan sus sanos consejos;
que ellos les buscan el bien
y respétenlos por viejos.