De mis amigas y mi pasado
no conservé más que una canción,
algunas fotos viejas del colegio,
los días de ingenuidad.
Yo no sé por qué ni en qué momento
quise poner en venta mi cuerpo y mi corazón.
Mi alma se ahoga en muchas camas,
en los rincones de cada amor.
Ella se alimenta con goteros,
suero de erecciones y sudor.
¿Pero cómo saber
si hoy aún puedo amarme?
Los bandidos tratan como perras a las mujeres
que como yo venden sus encantos,
mientras que otras canjean sus almas
por diamantes y pieles.
Yo no sé por qué ni en qué momento
quise poner en venta mi cuerpo y mi corazón.
Maldito sea el primero que me tomó.
Maldita la mujer que me parió.
Malditos el dinero y su influencia,
y todos estos instantes de soledad.
¿Pero cómo saber
si hoy aún puedo amarme?
¿Pero cómo saber
si hoy aún puedo amarme?