Tocan y tocan el aire,
y las baldosas se apartan
para que pase en silencio
por Durazno una llamada.
Para que pasen soñando
con su cuerda de ilusión
los cinco niños morenos
y el fantasma de un tambor.
Toca que te toca tocando van,
oyen las maderas aunque no están.
Toca que te toca, soñando van
cinco morenitos por la ciudad.
Tocan y suena en el aire
de sus manos y su piel
la cadencia de un Figari
en silencioso vaivén.
Nadie más que ellos escuchan
ese imaginario son,
sólo el vuelo de sus manos
es anuncio de tambor.
Toca que te toca tocando van,
oyen las maderas aunque no están.
Toca que te toca soñando van,
cinco morenitos por la ciudad.
Toca que te toca tocando van,
oyen las maderas aunque no están.
Toca que te toca soñando van,
cinco morenitos por la ciudad.