Como dos puñales de hoja damasquina,
tus ojazos negros, ojos de acerina,
clavaron en mi alma su mirar de hielo
regaron mi vida con su desconsuelo.
Tus ojos bonitos, tus ojos sensuales,
tus negros ojitos, como dos puñales.
Quiero ver en tus ojos el atardecer
y cantar la tristeza que hay en tu mirar.
Quiero sentirte mía, inmensamente mía,
que asesinen tus ojos sensuales
como dos puñales, mi melancolía.
Quiero sentirte mía, inmensamente mía
que asesinen tus ojos sensuales
como dos puñales, mi melancolía.