Madurar no se trata de lo que haces.
Es ceder ante lo que está predefinido.
Cuando cambias todos tus sueños por compromiso.
Nunca es lo que tienes en mente.
Un trago de felicidad, dos de tristeza.
Así es como nuestras vidas se alinean.
El camino que escogiste tiene altas y tiene bajas
pero nunca es lo que tienes en mente.
Debo decir que aún me pregunto por qué desaparece.
Debo decir que aún me pregunto por qué
los años siguen tropezándose.
Madurar no se trata de a quién conoces.
Se trata de la gente que dejas atrás.
Tus hermanos, tus padres, tus parejas, tus amigos.
Nunca es lo que tienes en mente.
Un trago de felicidad, dos de tristeza.
Sabemos que quizá se nos acabe el tiempo.
Pero cuando se trata de vivir, morir es la parte fácil.
No es exactamente lo que tenías en mente.
Realmente dudo descubrir por qué desaparece.
Realmente dudo encontrar
de lo que se tratan todos estos años.
Quizá preguntes si estos pensamientos que acabo de resumir
tienen alguna importancia para ti.
Quizá no, pero cuando las cosas no salen como planeabas,
ayuda saber que nunca lo hacen.
Además, si cada trago de felicidad
viene sólo con dos tragos de tristeza,
entonces madurar no está tan mal.
Entonces madurar no está tan mal.
Entonces madurar no está tan mal.