Y lo dijiste tú
como lo haría un hombre,
con respeto y paciencia.
No le temas a nadie
desde tu habitación.
Explícales qué quieres.
Y saldrán sólo cosas grandes
para quien no sabe vivir como nosotros.
Entonces habla a solas,
alguien sólo escuchará.
Y corramos, corramos
y mientras tanto corramos incluso si no queremos.
Y me inventaré un giro de tuerca
como cuando estuvimos en Madrid todos juntos.
Entonces corramos, corramos, corramos
y entonces corramos aunque parezca inútil.
Para sostener incluso tu llanto más amargo
le pediré al Señor un último giro.
Y mientras tanto corramos incluso toda la noche,
que si miro hacia atrás solamente un segundo
el pasado me destroza
hileras de recuerdos e hileras de momentos que
por brevedad llamamos años
que ya no daré a las manos equivocadas.
Lo hiciste también tú
como lo haría un hombre,
con pureza y franqueza,
y dos brazos fuertes
para reparar las velas y el corazón.
Y corramos, corramos
y mientras tanto corramos incluso si no queremos.
Y me inventaré un gran final
en San Siro* o juntos en el Olímpico*.
Entonces corramos, corramos, corramos
y entonces corramos aunque parezca inútil
para subvertir el concepto de un milagro
y pasar este enésimo obstáculo.
Y mientras tanto corramos incluso toda la noche,
que si miro hacia atrás solamente un segundo
el pasado me destroza
hileras de recuerdos e hileras de momentos que
por brevedad llamamos años
que ya no daré a las manos equivocadas.
Como lo haría sólo un hombre yo, yo te trataré.
Como lo haría un hombre
con respeto y paciencia.
Dedicarte todo
mientras sonríes
en tu vestido de novia.
Hileras de recuerdos e hileras de momentos que
por brevedad llamamos años
que ya no daré a las manos equivocadas.
A las manos equivocadas.