Hermosa ciudad,
tus calles, tu música,
tus tejados acunando
los nidos de tu aliento.
Un sol furtivo
va limpiando las paredes
de recuerdos de ceniza.
Secano y montañas
rodean la ciudad que duerme en Grecia.
Vendré a buscarte al atardecer,
antes de que la luna
acaricie
tu vestido
con el nácar del espejo del puerto.
Al atardecer vendré a buscarte.
Avanza la noche
cerrando todo a su paso,
la pálida caricia
difumina la ciudad.