Las cosas vulgares que hay en la vida
no dejan nostalgia,
sólo los recuerdos que duelen
o hacen sonreír.
Hay gente que permanece en la historia
de la historia de la gente
y otras de quienes ni el nombre
nos acordamos de oir.
Son emociones que dan vida
a la nostalgia que traigo,
aquéllas que tuve contigo
y acabé por perder.
Hay días que marcan el alma
y la vida de la gente,
y aquél en que tú me dejaste
no lo puedo olvidar.
La lluvia me mojaba el rostro
helado y cansado,
las calles que la ciudad tenía
ya las había recorrido.
Ay… mi llanto de moza perdida
le gritaba a la ciudad
que el fuego del amor bajo la lluvia
hace un momento había muerto.
La lluvia oyó y calló
mi secreto a la ciudad;
y ahí la tienes golpeando el cristal
trayendo la nostalgia.