Erase una vez un lugar lejano
tan disparatado, tan particular,
erase la historia de gente muy rara,
erase la historia del país del CHT.
Y CHT todo el dia CHT
hacía la gente siempre CHT
y CHT por las avenidas por el callejón
por los bulevares de la sinrazón
siempre CHT, todo el día CHT
dale con el CHT CHT CHT CHT.
Y esta es la historia de MonteviCHT,
de MonteCHT, de MoCHT.
Si alguno llamaba a otro para hablar,
nunca le gritaba "fulano de tal",
tampoco "vecino" ni "oiga por favor".
Sólo CHT le decía CHT siempre CHT CHT CHT CHT.
Lo mismo pasaba al ir a bailar
cuando a alguna moza había que invitar,
desde la otra punta desde más allá
el galán decía "CHT CHT CHT ¿bailás?"
Y CHT todo el dia CHT
hacía la gente siempre CHT
y CHT por las avenidas por el callejón
por los bulevares de la sinrazón
siempre CHT, todo el día CHT
dale con el CHT CHT CHT CHT.
Y esta es la historia de MonteviCHT,
de MonteCHT, de MoCHT.
Y es también la historia de un rey ignorante
o de un almirante (no me acuerdo bien),
que por no gustarle coplas ni canciones
a los que cantaban les hacía CHT.
Era tan enorme el poder del CHT
que sólo bastaba chistar una vez,
para que llegaran en un santiamén
una pila de ómnibus, un montón de taxis,
los mozos de los bares y todos los peatones.
Y CHT todo el dia CHT
hacía la gente siempre CHT
y CHT por las avenidas por el callejón
por los bulevares de la sinrazón
siempre CHT, todo el día CHT
dale con el CHT CHT CHT CHT.
(Pará, no terminó. Pará un poquito, pará)
Medio trastornado, bastante alelado,
muy arrebatado y un poco atontado,
el país de al lado oía pasmado
un ruido pesado, redondo y cuadrado.
Cuando adormecido se callaba el mar
y el río soñaba con el saucedal,
la brisa traía el rumor celestial
de un descomunal y gigantesco CHT.
Y CHT todo el dia CHT
hacía la gente siempre CHT
y CHT por las avenidas por el callejón
por los bulevares de la sinrazón
siempre CHT, todo el día CHT
dale con el CHT CHT CHT CHT.
Los habitantes del país contiguo, los Contiguanos
llegaron a pensar que en el país del CHT
algo muy muy gordo se estaba desinflando.
"La democracia concertada"
En cambio el gran Valerión,
único científico disponible en toda Contiguania fue y dijo
"Estoy en condiciones de afirmar que el país del CHT
está únicamente habitado por lechuzas".
Y CHT todo el dia CHT
hacía la gente siempre CHT
y CHT por las avenidas por el callejón
por los bulevares de la sinrazón
siempre CHT, todo el día CHT
dale con el CHT CHT CHT CHT.
Lo cierto es que armaron una expedición
para capturar algún ejemplar.
La muestra viviente, la prueba final.
Se fueron de apuro a buscar un CHT.
Se fueron con jaulas, con redes, con trampas,
con diez coladores, con papel glasé,
papel de embalaje, papel celofán...
¿Papel celofán? ¿Y eso para qué?
"Para traerlo bien envueltito".
Nunca más volvieron, nunca más se supo,
si se enloquecieron o si se aburrieron.
Pero cuando el sol solo se guardaba
y en las tardecitas el viento giraba
Cuando adormecido se callaba el mar
y el río soñaba con el saucedal,
la brisa traía el rumor celestial
de un descomunal y gigantesco CHT.
Y CHT todo el dia CHT
hacía la gente siempre CHT
y CHT por las avenidas por el callejón
por los bulevares de la sinrazón
siempre CHT, todo el día CHT
dale con el CHT CHT CHT CHT.
Dale con el CHT CHT CHT CHT.
Dale con el CHT CHT CHT...... CHT.