Cerrajero, por favor cerrajero.
Usted se lleva la cerradura para arreglarla.
Pero tráigala, tráigala.
Le pido por favor que la traiga pronto.
No me deje pasar la noche sin cerradura.
No me deje la puerta así.
No, no. No me deje la puerta así.
No me vaya a dejar la puerta así.
No me haga pasar la noche en vela
escuchando los pasos que vienen de la calle.
Y yo sin cerradura. Y yo sin cerradura.
Y yo, fíjese, sin cerradura.
Con el ropero contra la puerta.
Y con la duda mortal de si va a aguantar.
Con una cómoda contra el ropero.
Apurese cerrajero. No me deje así.
Necesito saber su nombre, su dirección,
por si usté no viene o por si acaso, o por si acaso............
Apúrese cerrajero. Arréglela. Arréglela bien.
Apúrese cerrajero. Arréglela. Arréglela bien como sabe usted
para que yo, cuando oiga voces o ruidos en la calle,
me quede tan tranquilo como si no pasara nada.
Y pueda mirar por las rendijas de la cortina
a ver qué pasa afuera. A ver qué pasa afuera.
Desconfíe del prójimo.
Coloque en la puerta de su casa una buena cerradura de seguridad.
No se pase de bueno, ¡no!.
Convénzase de que la gente nunca tiene tanta honestidad como la tiene usté.
Dese cuenta que bárbaro
poder estar en su casa tan tranquilo
con la plena convicción casi religiosa
de que nadie podrá penetrar en su domicilio
sin que usté lo haya invitado.
Desconfíe del prójimo.
Coloque en la puerta de su casa unas cuantas cerraduras de seguridad.