Es un país que yo no conocía.
Es un alma que llevo en cada uno de mis pasos.
Sabores, aromas, un país fantasma.
Palabras, silencios, mis canciones de la infancia.
Ha corrido por mis venas igual que mi sangre.
Fotos, sombras, nombres y números.
Entre ruso y persa, un sabor del planeta
tan lejos de mi isla, lejos de mis días, quién lo diría.
¡Conocía estas montañas
y todas las calles de Erevan!
No era más que un sueño como el paso de una llama.
Es un país que yo no conocía.
Es un alma que llevo en cada uno de mis pasos.
Incendios, partidas, adioses, estaciones.
Toda nuestra historia en cada recuerdo.
En nuestras casas la fraternidad de los exiliados.
Nombres fieles, Sevan e Isabelle.
Cartas extrañas, cruces y ángeles.
Yo no conozco nada de todo eso pero me es familiar.
Conocía estos campos.
¡Subí el Monte Ararat!
No era más que un sueño, un espejismo distante.
Es un país que yo no conocía.
Es un alma que llevo en cada uno de mis pasos.
Es un país que yo no conocía.
Una historia que llevo en cada uno de mis pasos.
Es un pasado que nos vincula allá.
Una mañana iré de verdad.
Eso será contigo... contigo.