Una torre de Granada,
y en la torre ¡qué dolor!
una niña está encerrada,
que no ve la luz del sol.
De noche suena una llave
y un hombre cruza el cancel,
más nadie en el mundo sabe
el nombre de aquel doncel.
Y el viento solano que ronda La Vela
en un son gitano contó la novela.
Cautiva, niña cautiva, cautiva,
cautiva siendo una flor,
morena de verde oliva, cautiva,
cautiva de un mal de amor.
Qué pena me dan tus clisos,
que no ven cielo, cielo, ni mar,
Qué pena el color pajizo
que tienes y tienes de enamorá.
Tus labios se están quemando,
quemando en una candela viva.
Qué pena que estés penando, penando,
cautiva, niña cautiva.
Una tarde un caballero
dijo al pie del torreón:
cuando quieras, mi lucero,
salvaré tu corazón.
Detrás de la celosía
la niña dijo al donjuán:
Cautiva soy de por vida
y esclava de mi galán.
Y el viento le lleva el cuento a la Alhambra
y luego a las cuevas de vino y de zambra.