No te mueras con los muertos
déjalos que ellos se ausenten:
has de confiar en la vida
que es más fuerte que la muerte.
Déjalos que ellos se vayan
como semilla en el viento
que se siembra en cualquier parte,
no te vayas a su encuentro.
No remuevas esa tierra,
que esa semilla germine;
aunque no sepas adónde
ni sepas dónde termine.
¡Así como el sembrador
vuelve a cosechar espigas,
has de volver a su encuentro
si Dios devuelve la vida!
Despedilos con afecto
sabiendo que estás de paso,
como se esconde la luna,
como el sol en el ocaso.
No preguntes dónde han ido
si nadie va a contestarte.
No busques explicaciones:
nunca sabrán explicarte.
No le temas ni te alejes
pues la tienes ahí al frente,
si es que aprendes a aceptarla
la has de sentir diferente.
¡Así como el sembrador
vuelve a cosechar espigas,
has de volver a su encuentro
si Dios devuelve la vida!