Una tarde te vi. Al sentir tu voz
creí que hablaba un ángel...
Fue aquella hermosa tarde
el comienzo de mi gran pasión.
Fue tu voz la que me hubo embrujado,
y tus ojos los que en mi alma penetraron.
Esa tarde yo la llevo muy presente,
fue así tan de repente que me enamoré de ti.
Cariño mío, alma de mi alma;
cariño mío, prenda de amor...
Si tú supieras cuánto te quiero
no harías que sufra mi corazón. (bis)