Empieza a la alborada o después en la tarde,
pero en eso no hay ninguna diferencia,
las horas que te acechan son las mismas, son muchas,
el mismo coraje requiere la existencia...
La vida cotidiana te ha visto y ya te chupa
como el café que bebes en cuanto te levantas
y el agua fría en la cara borra ya tus sueños
y con la necesitad ahoga la esperanza
y mientras la dulzura del sueño ya se aleja
empieza tu vida cotidiana...
Y de pronto te alborotas por cosas en que no crees
con la cabeza llena de vacaciones y ocio,
y no son peores los males de los remedios,
la enfermedad es el hastío del trabajo:
fatigas sin razón, furiosas y vanas carreras
congojas sin un quizás, sin un después,
un día tras otro, tu desierto anual
con los oasis en medio verano y Navidad,
pero año tras año tú los contas y son muchos
los días de la vida que tienes por delante...
Hipocrisías ligeras, enfados muy baratos,
respuestas agudas siempre dadas tarde,
saludos calurosos de ansiedad, de tedio o de desprecio
o sin que se crucen las miradas,
las usuales confianzas de enfermedad o de sexo
donde cada uno escucha no más a sí mismo:
ficciones innaturales en que nos aplicamos
para no parecer que somos lo que somos.
Consuélate pensando que empieza ya se acaba
esta vida tuya de cada día...
Amores desesperados, amores hechos deprisa,
consumados por ira o por deber
que apagan en el cansancio, con un cigarrillo,
los deseos brotados en tantas tardes,
amores hechos en furia, ridículo contraste,
tras de esas películas de fasto y de lujuria,
revancha nocturna en que, para ser auténtico,
cada uno traiciona el otro con el pensamiento:
son éstos, que tú vees, que vives y que tienes en torno
los amores de la vida de cada día...
Tus temores asiduos, tus alegrías solitarias,
los dramas que sólo a ti te afectan,
las soluciones ambiguas, los varios compromisos,
glorias jactadas luego, de vez en cuando,
los pequeños achaques, cada vez más numerosos,
más dolorosos a medida que pasan los años,
la lucha vacía y vana, patético intento
de diferir un poco la vejez...
Y luego te encuentras viejo, y aún no has entendido
que la vida cotidiana te ha engañado...