Allá donde florece el romero hay una fuente oscura
donde camina mi destino hay un hilo de miedo
cual es la dirección, nadie me lo “aprendió”1
cual es mi verdadero nombre, aún no lo sé.
Cuando la luna pierde su lana y el gorrión su camino
cuando cada ángel está en cadena y cada perro ladra
toma tu tristeza en la mano y sóplala en el río
viste de hojas tu dolor y cúbrelo de plumas.
Sobre cada jara desde aquí hasta el mar hay un poco de mis cabellos
sobre cada encina el grabado de todos mis cuchillos
el amor en las casas, el amor vestido de blanco
yo no lo he conocido nunca y nunca lo he traicionado.
Mi padre un halcón, mi madre un pajar, están en la colina2
sus ojos sin fondo siguen mi luna
noche noche noche sola, sola como mi fuego
dobla la cabeza sobre mi corazón y apágalo poco a poco.
1. En el lenguaje inculto de los pastores los verbos “imparare” (aprender) y ”insegnare” (enseñar) se confunden ya que en sardo “imparare” puede tener ambos significados.2. Están muertos. Muchos cementerios están sobre colinas fuera de los pueblos.