Nunca nada que vaya por buen camino
al menos para mí.
Ya no resisto, hace una hora que
estoy dando rodeos, en mi cabeza sólo tú.
Sempre más sobre el acelerador
de mi corazón que está
ya perdiéndote pero no consigue
entender cómo volver a vivir.
Y otra semana se marcha
sin saber qué será de nosotros.
Dime por qué estamos aquí peleando,
yo contra ti hasta quedar mal,
hasta que no termine.
Y nunca hay un momento de paz,
nadie que hable en voz baja.
Hemos perdido el sentido de la vida.
Cierto que, si miras alrededor
tú lo ves por tu cuenta:
cuánta rabia que luego se apodera de nosotros
y nos pone en contra sin importar nunca el porqué.
Cuántas veces he dicho: "Me marcho
de una vida que no siento mía".
Dime por qué estamos todos locos,
incluso tú y yo, como perros y gatos
y nos dejamos siempre una herida.
La gente siempre es más mala,
un mar que se azota contra la orilla.
Hemos perdido el gusto por la vida.
Pero esta noche vengo en paz y espero que haya
un minuto para hablar fuera de la locura.
Somos así, estamos todos locos,
incluso tú y yo como perros y gatos,
pero si hay un amor, nunca ha terminado.
Y siempre habrá una manera
incluso para nosotros para desenredar el nudo
y reencontrar el gusto por la vida.
(Somos así, estamos todos locos,
incluso tú y yo como perros y gatos...)
Pero si hay un amor, nunca ha terminado.