Tiempo, hace tiempo estaba, usted, maestra,
y su mundo de tintero y banco,
pizarra y delantal blanco.
Buenos días, por la mañana, nos decia en pie,
entre dos "fotos" y una cruz,
una oración y una canción
y en la mejilla un beso.
Buenos días maestra....
Pero usted no ha sabido nunca, maestra
que cuando quería que cantase
que tres por una eran tres
mis ojos rascaban francamente
las rodillas que púdicamente
usted apretaba y apretaba
pero un número no vale
lo que una piel rosada...
Pese a que nos hacía ir a la iglesia
y me quitaba el regaliz
aquel
era un mundo pequeño y maravilloso,
un mundo de tizas de colores
que pintaba usted
y borraba usted...
Solo usted rodeada de capellanes
daba razón a llamarse "niños"
a un mundo de cuatro palmos.
Y si alguna vez piensa en mí, maestra,
que de sus ojitos azules
nazca siempre aquella paz
que hacía un poco más dulce la escuela
y que no se le haga un nudo en la garganta
diciendo " qué han hecho...dónde se han llevado
a mi puñado de chiquillos..."
porque usted no sabía, maestra
que el mundo es el mismo...
que el hombre es el mismo...
y no es el mismo,
el olor de usted,
¡Ay! maestra,
que el aire de la calle,