Por la mañana rocío, y al mediodía calor.
Por la tarde los mosquitos. No quiero ser labrador.1
Y yo que me dormía en tus brazos
con la boca pegada a tu pecho.
El amor de un hombre ya nos había unido
antes de aquella mañana de invierno en que nací.
El recuerdo de aquel tiempo, el viento no lo arrastra:
cuando ahorrabas pan para darme mantequilla.
Por la mañana rocío, y al mediodía calor.
Por la tarde los mosquitos. No quiero ser labrador.
Canción de cuna que entonces ya me hablaba
de mi abuelo que duerme en el fondo de un barranco,
de un camino lleno de polvo, de un cementerio blanco,
de campos de uvas, de maíces y olivos.
De una virgen en un alto, de caminos y atajos,
de todos tus hermanos que mataron en la guerra.
Por la mañana rocío, y al mediodía calor.
Por la tarde los mosquitos. No quiero ser labrador.
Eres hija del viento seco y de una enjuta tierra.
De una tierra que nunca has podido olvidar
a pesar del largo camino que te hicieron caminar
tus hermanos de sangre, tus hermanos de lengua,
y aún quieres morir escuchando carboneros,2
cubierta por el polvo de aquella pobre tierra.
Por la mañana rocío...
1. en castellano2. Parus major, pájaro
paseriforme. https://es.wikipedia.org/wiki/Parus_major