Cada día cuando cojo la carretera,
casi siempre es madrugada
y mi amor aumenta más,
porque pienso en ella en el camino,
imagino su cariño
y todo el bien que me hace.
La nostalgia entonces oprime el pecho,
pongo la radio y me encargo
de espantar la soledad.
Si es de día voy más veloz
y por la noche todos los faros
iluminando la oscuridad.
Yo sé,
estoy corriendo a su encuentro,
el corazón está disparado
pero ando con cuidado,
no me arriesgo bajando en punto muerto.
Yo sé,
cada día en la carretera,
al volante pienso en ella,
ya pinté en el parachoques
un corazón y el nombre de ella.
Ya recorrí mi país entero
como buen camionero,
pillé lluvia y oscuridad,
cuando llueve, el limpiador desliza,
va y viene en el parabrisas,
bate igual mi corazón.
Dolido por el dulce beso,
miro lleno de deseo
su retrato en el salpicadero.
En el arcén de sus brazos
desconecto mi cansancio
y me abastezco de esa miel.
Miro el horizonte, tiro hacia adelante,
estoy con Dios y estoy contento,
mi camino sigo en paz.