La mala suerte no es verdad,
caída libre,
ni el peso de mi libertad
sin decidirme.
Miré el vacío y me entregué,
busqué la gloria y no encontré,
cerré los ojos y temblé
y en esta suerte me enterré.
Ay angelito que me ves
sin decidirme
cruzo los dedos otra vez,
caída libre,
prefiero el salto que esperar
a decidirme.
Solté su mano un día
caída libre
perdí el oficio de esperar
y arrepentirme
luego del vértigo la paz,
luego el abismo y la ansiedad
como un clavadista infernal,
acelerar y acelerar.
Ay angelito que me ves
sin decidirme,
cruzo los dedos otra vez,
caída libre,
prefiero el salto que esperar
a decidirme.