Animar, a la vida, a los sueños, a los colores,
ver la luna, las estrellas,
todo se encuentra de nuevo.
Serpenteando los callejones,
en el olvido, en el miedo,
geniecillo dedos de hada,
fijando las horas.
Abriendo sus alas,
un corazón que lloraba, que comienza a volar.
El amor ha cuidado lo que había perdido.
Ella era desconocida, curiosa y después amiga;
un guiño en ofrenda,
sirenita de los ojos de noche.
Su llave ha portado el sueño viviente,
un secreto que comparten con el presente.
Él era mago de imágenes, de poemas,
domador de sueños,
escondido en la oscuridad,
solo con su juego destrozado,
su corazón roto.
Las cosas hechas pedazos se reparan de nuevo.
Sueña…
¡No olvides los sueños!
Sueña…