¿Cómo has podido ser tan idiota?
¿Y cómo puedo ser yo tan tonta?
Te coloqué en un pedestal
y tú me usaste sin pestañear.
Cuando empezamos a distanciarnos,
cuando acabamos por disfrazarnos,
me convertí en un ser glacial,
como una virgen tras el cristal.
Rechazando mi dolor,
ahora buscas mi atención.
¿Qué tengo que hacer para ignorar
tu forma de controlar?
Aunque digas que fui yo,
sabes que fuimos los dos.
¿Qué tengo que hacer para encontrar
el modo de terminar?
Sí,
tomé la decisión,
de hallar otro guión,
me curo en un rincón
de mis heridas.
No,
no intentes reclamar,
no voy a contestar,
sólo te digo adiós.
¿Cómo he podido ser tan idiota?
¿Cómo no ver que tras la derrota
quieres fingir seguridad
y sólo escondes perversidad?
Después pasamos a destrozarnos
y terminamos por provocarnos
un miedo sobrenatural,
como los santos junto al altar.
Rechazando mi dolor,
ahora buscas mi atención.
¿Qué tengo que hacer para ignorar
tu forma de controlar?
Aunque digas que fui yo,
sabes que fuimos los dos.
¿Qué tengo que hacer para encontrar
el modo de terminar?
Y si quieres ve a contar,
que yo te he tratado mal,
sabes que es mentira y nada más
tratas de manipular.
Sabes que no voy a volver más,
perdiste tu autoridad.
¿Cómo pudimos ser tan idiotas?
Tú, y tu guión.
Yo, te dije adiós.
Tú, con tu control.
Yo, tenía razón.
Tú, y tu guión.
Yo, te dije adiós.
Tú, con tu control.
Yo, tenía razón.
Tú... Yo...
Tú, y tu guión.
Yo, te dije adiós.
Tú, con tu control.
Yo, tenía razón.