Padre, aleje de mi ese cáliz
Padre, aleje de mi ese cáliz
Padre, aleje de mi ese cáliz
De vino tinto de sangre
Cómo beber de esa bebida amarga?
Tragar el dolor, engullir las dificultades
Aun con la boca callada, el pecho queda
El silencio en la ciudad no se escucha
De que me sirve ser hijo de una santa
Mejor sería ser hijo de otra
Otra realidad menos muerta
Tanta mentira, tanta fuerza bruta
Cómo es difícil despertar callado
Si en el silencio de la noche me hago daño
Quiero lanzar un grito deshumano
Que es una manera más de ser escuchado
Ese silencio me aturde por completo
Pero aun aturdido permanezco atento
En la tribuna, para en cualquier momento
Ver emerger el monstruo de la laguna
Muy gorda la puerca ya no anda
De muy usado el cuchillo ya no corta
Cómo es difícil, padre, abrir la puerta
Esa palabra atascada en la garganta
Esa ebriedad homérica en el mundo
De que sirve tener buena voluntad?
Aun callado el pecho, la cabeza queda
De ebrios en el centro de la cuidad
Talvez el mundo no sea pequeño
Ni sea la vida un hecho consumado
Quiero inventar mi propio pecado
Quiero morir de mi propio veneno
Quiero perder de una vez tu cabeza
Mi cabeza perdiendo tu juicio
Quiero oler el humo del diésel
Y embriagarme hasta que alguien me olvide