Maldigo la sangre enferma, obscena
Saturada de aflicción
Que se esparce por mi cuerpo
y me araña las venas;
Graso veneno donde se enredan
miles de insectos parasitarios
para sembrar huevos informes
rezumando tristeza y asco.
Ya no me conozco más...
Los pensamientos felices
Atrofiados, ahogados
En su prisión ósea;
Una mirada luminosa nublada
por el filtro gris de la indiferencia.
Una mirada vacía.