Si hay algo que no te he dicho,
que no te he pedido, no lo he pensado.
Si hay algo nuestro en el mundo
que te he prometido pero no te he dado.
Como una excusa que se quedó colgada,
un viaje que después no hiciste.
Y esa rosa en la cama con la que no he hecho las paces
se me queda encima.
Algunos ríos nunca se vuelven mar
pero si los nado quizá me digan qué queda.
Me refugiaré, me refugiaré
sobre una cama de hojas pero no miro abajo.
Me defenderé, me defenderé
aunque me haya pintado el corazón y la cara de azul.
No lo pienses más, no lo pienses más.
Sé que en alguna parte está mi gente.
Y luego ocurre que la tienes
ahí sobre la punta de la lengua,
una palabrilla tan, tan pequeña
que nadie la ha visto.
Oye, muñeca,
los cañonazos no me despiertan en la mañana
y amarte es una estupidez que no puede calmarme.
Afuera el carnaval y yo no tengo una máscara.
Tú eres carne, debo poner la mesa.
Oye, muñeca,
algunos ríos no se vuelven mar
y amar hace ruido en el silencio.
Me refugiaré en una cama de hojas.
Me refugiaré, me refugiaré
sobre una cama de hojas pero no miro abajo.
Me defenderé, me defenderé
aunque me haya pintado el corazón y la cara de azul.
No lo pienses más, no lo pienses más.
Sé que en alguna parte está mi gente.
Me refugiaré
¿dónde? Todavía.
¿Dónde? Todavía no sé.
Me refugiaré
¿dónde? Todavía.
¿Dónde? Todavía no sé.
Me refugiaré, me refugiaré
sobre una cama de hojas pero no miro abajo.
Me defenderé, me defenderé
aunque me haya pintado el corazón y la cara de azul.
No lo pienses más, no lo pienses más.
Sé que en alguna parte está mi gente.