Dos corazones solitarios suenan en diferentes orillas, no pueden escapar a ninguna parte, así está decidido en los cielos, convertirse en las orillas para el amor, la cual ya no está, y a la pregunta tan sólo contestará el eco y no quedó más nada, tan sólo los brillos de la luna se juntan las orillas con el movimiento de la onda, pero no les salva de la dejadez ni el brillo lunar.
Levantar las velas, el amor al barco, cerrando los ojos, largarse a la lejanía, allá dónde nadie nos espera, tan sólo los cielos, tan sólo los cielos.
Dos orillas en el silencio muerto se quedaron para siempre el recuerdo del amor, se quedó, tan sólo el agua.
Convertirse en litorales para el amor, la cual ya dejó de existir, tenían que ser para todo la respuesta.
Levantar las velas, el amor al barco, cerrando los ojos, largarse a la lejanía, allá dónde nadie nos espera, tan sólo los cielos, tan sólo los cielos.