Te he escuchado en el viento
de tramontana,
cuando el día se oscurece
en desazón.
Parecen almas en pena llorando,
parecen perros,
los aullidos de Balbacana
en las nubes negras.
Oh Laicu, en la nieve
mi corazón acongojas,
déjame sólo recordar
tus grandes ojos...
Tú eres mi escarmiento,
mi filugnana1
eres mi bella falda
fregando el suelo.
Eres mi sol de febrero,
eres mi pena,
cuando tengo frío al oscurecer
esperando mayo.
Oh Laicu, en la nieve
mi corazón acongojas,
déjame sólo recordar
tus grandes ojos...
Balbacana,
mil novecientos veintiuno,
Laicu mío,
te he de esperar hasta la muerte,
te he de esperar hasta la muerte,
tu ruiseñora...
Amor, amor... Amor...
1. La filugnana es un canto tradicional sardo acompañado de guitarra