Veinte años cumple Óscar
y tomó la decisión
de no hacer la conscripción.
Es un caso singular,
ni cobarde ni matón:
un pacifico varón.
Mira que han de condenarte
por traidor y desertor.
–Más traicionan los que mandan
a la gente al paredón,
dice Óscar, que no olvidó.
Nadie piensa de ese modo,
has perdido la razón.
–Basta que la pierda otro
y por fin seremos dos,
dice Óscar. Cuánta ilusión.
¿Y dos solos qué consiguen
con tamaña insensatez?
–Que la industria de la muerte
se termine de una vez,
dice Óscar, qué iluso es.
¿Porque dos desobedezcan
crees que terminará?
–No terminará del todo,
va a empezar a terminar.
Está loco, pobre Óscar.
En vez de perder un año
la existencia perderás.
–Preso o muerto habré sembrado
la semilla de la paz.
Pobre Óscar, qué loco está.
Veinte años ya cumplió
y lo vienen a buscar
del servicio militar.
Pero Óscar les dice no,
a matar no aprendo yo.
Pobre Óscar, nunca volvió.