La luz de este cielo de mi Andalucía
es como el reflejo de un fino cuchillo
y hasta la guitarra canta y vibra sola
con el sortilegio de algún fandanguillo.
Su luz, como risa de alegre campana
es la maravilla de su resplandor,
es como una copla que el aire desgrana
bajo la mirada de su claro sol.
Cielo andaluz, él de las cruces de mayo,
él que llenó de alegres risas mi patio,
cielo andaluz, de incomparable esplendor,
bajo tus luceros son dos bandoleros
ojos de un rostro español.
La fiebre en la sangre, el alma en los ojos,
en lo alto la luna, el vino en la caña.
Él que no ha vivido la noche andaluza,
que no diga nunca que vive en España.
Que no diga nunca que oyó alguna copla,
ni diga tampoco que sabe querer
si no se ha embriagao de noche andaluza,
mirando a los ojos de alguna mujer.
Cielo andaluz, él de las cruces de mayo,
él que llenó de alegres risas mi patio,
cielo andaluz, de incomparable esplendor,
bajo tus luceros son dos bandoleros
ojos de un rostro español.