Con la torre, con la torre, la Torre del Oro
está la Giralda de conversación.
Y las aguas, y las aguas del Betis
se paran debajo del puente, debajo del puente
poniendo atención.
Lo he visto yo con mis ojos,
que a la plaza me asomé
y de gozo, mis campanas,
esta tarde repiqué.
Ay, Curro, Curro Romero,
misterio y sabiduría,
tu capote de torero
revuela, revuela por bulerías.
Pasa toro, toro, toro,
y cuando pasa el burel,
Sevilla repite a coro,
¡Ole, mi Curro y olé!
Verónicas increíbles
sobre el amarillo albero,
y la plaza incontenible:
¡Curro! , ¡Curro!, ¡Curro!
¡Ay, Curro, Curro Romero!,
¡Ay, Curro, Curro Romero!
Le decían, le decían que estaba acabao,
que el tarro del arte rompió el faraón.
Y en la feria, y en la feria de abril ha llegao,
y Curro ha formao, y Curro ha formao
la revolución.
Salió por la puerta grande,
que en Sevilla ya es salir,
y los unos a los otros
le cantaban porque sí: