Junto a mi calle había un bosque
que un muro alto prohibía,
allí todo globo caía,
toda manzana nacía
y el dueño del bosque ni lo veía.
Del lado de allá tanta aventura
y yo escudriñando en la noche oscura,
rasgueando esta canción.
La felicidad vivía tan cercana
que, como un tonto, hasta pensé que fuese mía.
Junto a mí vivía mi amada,
con ojos claros como el día.
Allí mi mirada vivía
de sueño y fantasía
y la dueña de los ojos ni lo veía.
Del lado de allá tanta ventura
y yo esperando por la ternura
que a seducirme nunca acudía.
Yo estaba pobre, tan pobre de cariño
que, como un tonto, hasta pensé que fueses mía.
Todo el dolor de la vida me enseñó esta canción
que, como un tonto, hasta pensé que fuese mía.