¿Aún sigues enojado por haberte echado de la cama?
¿Aún sigues enojado por haberte dado un ultimatum?
¿Aún sigues enojado por haberte comparado
con todos mis viejos amigos de cuarenta?
¿Aún sigues enojado por haber compartido nuestros problemas con todos?
¿Aún sigues enojado por haber tenido asuntos emocionales?
¿Aún sigues enojado por haber tratado de convertirte
en alguien que yo quería que fueras?
¿Aún sigues enojado por no haber creído en tus intenciones?
Por supuesto que lo estas.
Por supuesto que lo estas.
¿Aún sigues enojado por haber coqueteado salvajemente?
¿Aún sigues enojado por haber tenido tendencia a mimarte?
¿Aún sigues enojado por haber puesto un pie fuera de la puerta?
¿Aún sigues enojado por haber continuado
dormir juntos a pesar de haber terminado?
Por supuesto que lo estas.
Por supuesto que lo estas.
¿Aún sigues enojado por haber sido yo la que llevaba los pantalones?
¿Aún sigues enojado por haberme enfocado
solo en tu potencial?
¿Aún sigues enojado por haber tirado la toalla?
¿Aún sigues enojado por haberme rendido antes que ti?
Por supuesto que lo estas.
Por supuesto que lo estas.