¡Qué dulce fue el beso con que nuestra boca
encendió de amores a una boca en flor!,
Cuando con el beso, con el alma loca
milagrosamente palpitó de amor.
¡Qué dulce es la boca que ardorosamente
con besos ardientes hicimos sangrar!,
¡Ay! pero más dulce es la boca riente
de aquella que nunca podremos besar.
(se repite desde el inicio)