Hoy por fin, llegó la hora esperada,
ya todo estaba listo para tu llegada,
tu madre esta nerviosa pero emocionada,
pues se le ha concedido lo que deseaba.
Hoy llegaste a su vida y realmente le ha sido una bendición
después de tanta espera se cumplió su petición,
se puede ver su rostro que está lleno de emoción,
y con dedicación ya ha comenzado a guiar.
Pero el tiempo pasa y todavía empieza a cambiar,
pues tu curiosidad se ha comenzado a despertar,
hay cosas en las calles que quisieras intentar,
y por mas que lo tratan no te puedes controlar.
Pues hoy has decidido que te quieres divertir
y con tus amistades solo quieres compartir,
ella por mas que intenta no te logra persuadir
y te comenta justo antes de salir:
Hijo mío, hay peligro en la calle,
y es posible que el instinto te falle,
alguna fechoría alguien cometerá,
como siempre un inocente morirá.
Dime qué tengo que hacer para poder retenerte
de manera que no salgas a escondidas.
Sé que te puedo entender, por tu camino pasé
y en peligro se encuentra tu vida.
Dime qué quieres de mí
no quiero verte sufrir cuando estés solo
y no encuentres salida,
recuerda, por favor, ¡cuanto te ama el Señor!
aquí te espera siempre tu familia.
Otra vez te escapas de madrugada,
ya llevas varios meses en esta jugada,
tu madre solo llora muy desconcertada,
parada en la ventana espera tu llegada.
Mientras tanto, tú sigues en la calle jugando de la visión
pues solo buscas pasar un rato de diversión,
jangueando con los panas sin tener preocupación
sigues jugando con tu condición, sin pensar.
Como con el tiempo ya esto te puede afectar
la calle está caliente y no se puede tocar
cuando menos lo esperas no hay quien te venga a ayudar
si los panas no están, dime: ¿quién te va a salvar?
Hoy no escuchas a nadie, pues te quieres divertir
no prestas atención a lo que te quieren decir,
tu madre sólo llora y no para de repetir
el mismo ruego siempre que vas a salir
Hijo mío, hay peligro en la calle,
y es posible que el instinto te falle,
alguna fechoría alguien cometerá,
como siempre un inocente morirá.
Dime qué tengo que hacer para poder retenerte
de manera que no salgas a escondidas.
Sé que te puedo entender, por tu camino pasé
y en peligro se encuentra tu vida.
Dime qué quieres de mí
no quiero verte sufrir cuando estés solo
y no encuentres salida,
recuerda, por favor, ¡cuanto te ama el Señor!
aquí te espera siempre tu familia.