Observo al pintor pintando
y continuamente la luz va cambiando,
y sigue pintando.
Esa parte de ahí fue un accidente,
pero está muy contento,
es el mejor error que podía haber cometido.
Y es mi obra favorita,
es realmente magnífica.
El giro de muñeca
torciendo hacia las caderas,
así empiezan los amantes,
con un beso en una cita.
No es más que un manchurrón,
pero ¿en qué se convierte
en sus manos,
curvándolo y extendiéndolo,
subiéndolo y estirándolo?
Podía sentir lo que él sentía,
líneas como esas tienen que ser
el sueño de un creador.
Siempre pasa lo mismo,
cada vez que trabaja en una acera,
se pone a llover
y continuamente
la luz va cambiando.