Te llevé sin preguntarte ni tu nombre,
con mi brazo encadenado en tu cintura;
asalté tu intimidad y tu ternura
para amar sin más razones que el amor.
Nos besamos sin decir una palabra;
fuimos cómplices callados del verano
y mis manos, temblorosas, se quemaron
seducidas por el fuego de tu piel...
¡Amor salvaje!
Juntos, cruzamos los umbrales del pecado;
con el puñal de la pasión nos desgarramos
sin derramar ni una gotita de dolor.
¡Amor salvaje!
Como una selva tropical nos incendiamos
en un instante, sin saber que no dejamos
ni una ramita de ilusión para después...
Anhelante, como un puma entre las sombras,
desgajé tu cuerpo entero con mis besos
atrapado por las lunas de tu pecho,
por el cálido gemido de tu voz.
Y montados en el potro del deseo,
sin fronteras, por la noche galopamos
y nos dió la madrugada con ojeras,
desvelados y diciéndonos adiós.
¡Amor salvaje!
Juntos, cruzamos los umbrales del pecado;
con el puñal de la pasión nos desgarramos
sin derramar ni una gotita de dolor.
¡Amor salvaje!
Como una selva tropical nos incendiamos
en un instante, sin saber que no dejamos
ni una ramita de ilusión para después...
¡Amor salvaje!
Juntos, cruzamos los umbrales del pecado;
con el puñal de la pasión nos desgarramos
sin derramar ni una gotita de dolor.
¡Amor salvaje!
Como una selva tropical nos incendiamos
en un instante, sin saber que no dejamos
ni una ramita de ilusión para después...