Vi el cielo abierto y comprobé qué ésto es lo mío,
tranquilamente me encontré en el vacío.
Sé qué no hay forma de acabar más elegante,
con ésta idea de moral recalcitrante.
Y no me pidas que renuncie a la verdad.
No hay celo sin dolor, ni pena sin amor,
es más fácil olvidarse que vengarse.
No hay fuego sin calor, ni cielo sin un Dios,
al que ya no volveré a rezar.
En la tormenta encontré el equilibrio,
quién lo podía imaginar?, amo el peligro.
Vi mi futuro y lo cambié por el presente,
de la memoria me olvidé, siempre me miente.
Y ahora sabemos, de lo que yo soy capaz.
No hay loco sin razón, ni falta sin perdón,
prefiero perdonarte que engañarte.
No hay joya sin ladrón, ni esclava sin señor
y esta esclava no obedece más.
No hay celo sin dolor, ni pena sin amor,
es más fácil olvidarse que vengarse.
No hay fuego sin calor, ni cielo sin un Dios,
al que ya no volveré a rezar.
En la tormenta encontré el equilibrio,
quién lo podía imaginar?, amo el peligro.