Amigos tengo por ciento
para toda mi delicia;
yo lo digo sin malicia,
con verdadero contento.
Yo soy amiga del viento
que rige por las alturas,
amiga de las honduras
con vueltas y torbellinos,
amiga del aire fino
con toda su travesura.
Yo soy amiga del fuego
del astro más relumbrante,
porque en el cielo arrogante
camina como su dueño.
Amiga soy del ruiseñó’,
relámpago de la luna,
con to’a su donosura
alumbra la mar furiosa,
y amiga de las frondosas
oscuridades nocturnas.
Amiga del solitario
lucero de la mañana
y de la brisa temprana
que brilla como rosario,
amiga del jardinario
del arco de las alianzas.
Amiga soy de confianza
de nubes y nubarrones,
también de los arreboles
en todas las circunstancias.
Amiga soy de la lluvia
porque es un arpa cantora
de alambres y de bordonas
que tuntunean con furia,
amiga de la centuria
de los espacios tesoros
y de los ecos sonoros
que guardan los granizales,
amiga de los raudales
que entonan su lindo coro.
Amiga de la nieblina
que ronda los horizontes
cordillerales y montes
con su presencia tan fina;
la nieve, por blanquecina,
poblados y soledades,
bonanzas y tempestades
son mis amigos sinceros;
pero mi canto, el primero
de todas mis amistades.