Alicia se quedaba en su cuarto encerrada
sin sonreír más.
Parecía que le faltaba algo desde siempre
para sentirse especial.
El chico con los ojos de perla indagaba
sin entender por qué.
Entonces un día le dijo justo a los ojos:
"Dime qué puedo hacer".
"Mira al cielo y llega más allá
y tráeme un gramo de nubes".
El se puso dos alas bajo las manos.
"Volveré con lo que quieres".
La ciudad se hizo pequeña
en el fondo de sus ojos azules.
Ella se quedó inmóvil mirando
desde la ventana sola y con un gato triste.
Uh uh uh uh uh uh uh uh uh uh.
Alicia todavía no era feliz,
quería incluso más.
El chico con los ojos de perla le dijo:
"Qué más puedo hacer".
"Mira más alto y llega más allá
y tráeme un pedazo de cielo".
Luego él la miró, le dijo: "Está bien,
volveré con lo que quieres".
La ciudad se hizo pequeña
en el fondo de sus ojos azules.
Ella se quedó inmóvil mirando
desde la ventana sola y con un gato triste.
Uh uh uh uh uh uh uh uh uh uh.
Uh uh uh uh uh uh uh uh uh uh.
Alicia sonrío pero sólo un minuto,
después todo volvió a ser como antes.
Falta siempre un minuto,
una sonrisa infinita.
Podría sucederte a ti también.
La ciudad se hizo pequeña
en el fondo de sus ojos azules.
"Adiós, mi dulce maravilla.
Vuelo más allá del cielo".
Ella se quedó por siempre ahí mirando
desde la ventana sola con un gato triste.
Uh uh uh uh uh uh uh uh uh uh.
Uh uh uh uh uh uh uh uh uh uh.
Uh uh uh uh uh uh uh uh uh uh.