Os canto mi nostalgia,
No riais si enrojezco,
Mis recuerdos no envejecieron
Siempre añoro mi país.
Sin embargo ya hacen veinte y cinco años
Que vivo lejos de donde nací,
Veinte cinco años que muevo
En mi memoria conmovida,
Los perfumes, los colores y los gritos
De la ciudad de Alejandría,
El sol que quemaba las calles
Donde mi niñez desapareció,
El canto de la oración a las cinco,
La paz que invadía nuestro corazón,
La cebolla cruda y el plato de faba
Nos parecían un festín de ensueño,
La cachimba en los bares
Y el tiempo de filosofar
Con los mayores, los locos, los sabios
Y los forasteros de paso:
Árabes, Griegos, Judíos, Italianos,
Todos buenos Mediterráneos,
Todos compañeros del mismo bordo
El amor y la locura primero.
Quiero cantar para todos los quien
No me llamaban Moustaki.
Se me llamaba Jo o Joseph
Era más suave, más breve:
Amigos de las calles o del Liceo,
Amigo del bello tiempo pasado.
Nuestras mujeres eran chiquitas
Nuestros amores eran clandestinos,
Aprendíamos a besarse
No sabíamos nuca demasiado.
Hace casi una eternidad
Que se despidió mi niñez
Vuelve como un fantasma,
Me lleva en su imperio
Como si nada hubiera cambiado
Y que el tiempo se hubiera fijado,
Me lleva de regreso a mis dieciséis años,
Me los pone de nuevo al presente.
Disculpad si divago
No encontré el remedio
Para curarme de esta nostalgia,
No riais si enrojezco.
Se me entenderá, estoy cierto
Cada uno tiene su herida:
Su rincón de paraíso perdido,
Su pequeño jardín prohibido,
El mío se llama Alejandría
Y es allí, lejos de París.