Allá entre las montañas y entre las aldeas pasas
campos abiertos llenos de fresas
y aumenta el aroma a lluvia
una bufanda mía aún cubre tu cuello
de los vientos fríos del este
ojalá que el sol empiece a calentar
Fuerzas para continuar, la añoranza ya es un hábito
la luna se volvió roja, qué estás mirando allá
la preocupación te quema por dentro
recuerdas, me susurraste
las estrellas serán testigos
En las noches doy vueltas por los muros
entre fragmentos de sueños hasta que vuelvas
mi amor, míranos amantes
ojalá nos amemos toda la vida
y tengamos sólo que elegir entre lo bueno y lo bueno
Todo lo que te fue prometido ya no rige en este tiempo
estoy acostada en el fondo del mar
una voz distante y vaga
me dicen que el amor de la vida existe
alzaré una plegaria días enteros
las estrellas serán testigos.