Nos saltamos el ligero fandango,
dimos volteretas por el piso
Tenía un poco de náuseas y mareos
Pero la muchedumbre gritaba por más
El cuarto tarareaba más duro
a la vez que el techo se voló
Cuando pedimos que nos trajeran una bebida más
el mesero trajo una bandeja
[Estribillo]
Y así fue que más tarde
mientras el molinero contaba su cuento
la cara de ella, al principio sólo fantasmal,
cobró un tono de pálido más blanco
Ella dijo, «No hay razón
y la verdad está a la vista».
Pero divagué por mis naipes
y no iba a dejarla ser
una de dieciséis vírgenes vestales
que se dirigían hacia la cosa
y si bien mis ojos estaban abiertos,
daba igual si hubieran estado cerrados
[Estribillo]
Ella dijo «He vuelto a casa, con permiso para bajar a tierra»,
mas la verdad era que estábamos en alta mar
La agarré entonces por el espejo
y la obligué a que concordara
al decirle, «Tú debes de ser la sirena
que le tomó el pelo a Neptuno».
Pero ella me sonrió tan tristemente
que mi ira enseguida pereció
[Estribillo]
Si la música es el alimento de la vida,
entonces la risa su reina es
Y de igual modo si atrás está en la parte delantera
entonces la mugre en verdad es limpia
Para entonces mi boca que tan seca como cartón estaba
pareció deslizarse dentro de mi cabeza
Entonces recto al agua nos tiramos para estrellarnos
y el lecho marino atacamos
[Estribillo, x2]